sábado, 19 de diciembre de 2015

Volver

Cuando yo llegué a la que ahora es mi casa, en el patio había un hermoso gallinero pintado todo el de color verde. Feo era, no nos engañemos; pero tenía su encanto.
No sé que ocurre hoy en dia que muchas de las cosas que hoy han desaparecido casi por completo en nuestras ciudades, da la casualidad que ahora las echamos de menos. No deja de ser curioso. Sobretodo, por que cuando convivían con nosotros, no le dábamos ninguna importancia.
La cuestión es que trabajar con la malla de gallinero era una asignatura pendiente, algo que había que hacer más tarde o más temprano. Así que, como en todo buen equipo, ya tenía yo a mi ayudante camino de la ferretería para comprar un buen trozo.
Como siempre ocurre en el taller, rondaba por allí el bastidor de una tela de pintor y no era cuestión de desaprovecharla...
El primer paso consistió en darle una buena mano de gesso como imprimación y así preparar la madera para todo el proceso.
 

La idea era continuar dándole un aspecto envejecido y para ello nada mejor que utilizar dos colores distintos de pintura que contrastaran. Chalk Paint de La Pajarita fue la pintura elegida. Me gusta mucho por su aspecto mate y por los colores que fabrica la marca.



Posteriormente utilicé diferentes papeles, rotos en pequeños trozos, para simular el paso del tiempo por la pieza.


El resultado final me gustó mucho y creo que puede llegar a quedar muy bien como soporte para pequeñas piezas, tales como fotografías, objetos chiquitos o creaciones de poco peso que se convertirán en un elemento decorativo colgadas de esta especie de ventana por la que podemos asomarnos a otro tiempo.


Pues ahí os lo dejo para que lo disfruteís y ya sabeís, todas vuestras dudas serán contestadas a través de este espacio.
¡Nos vemos!